Estudio: 19

El Nacido de Dios Vence al mundo porque Obra a través de la Fe en Su Nombre - Jesús Cristo

Todo aquel que como Abrahán es de Fe (1) fue Predestinado por Dios a Creer (2) en Su Nombre - Jesús Cristo (3) Anunciado en el Evangelio de Salvación (4); por lo cual, cuando el Señor “Golpea a su puerta”, lo Recibe (5) y es Engendrado por Su Espíritu Santo (6) en la Madre de todos Nosotros – los Predestinados - la Jerusalén de Arriba (7). Es así que Nace de Nuevo, del agua y del Espíritu de Dios (8) al ser Bautizado en Su Nombre – Jesús Cristo, recibiendo Perdón de pecados y el Don del Espíritu Santo (9). El Espíritu Santo es el Espíritu de Adopción que lo hace Hijo de Dios (10) y Heredero de la Vida Eterna según la Promesa (11).

Con el Nuevo Nacimiento que es la Primera Resurrección (12), la del espíritu (13), se comienza a Vencer (14). Sin embargo, sólo es posible Obtener la Herencia Eterna Perfeccionando la Santidad en el Temor de Dios (15); o sea, Perseverando Día a Día hasta el Fin (16), practicando las Buenas Obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en Ellas (17). De esa forma se puede Vencer Definitivamente al mundo como lo hizo el Señor (18), y también todos nuestros Hermanos que Durmieron (19), cuyos espíritus Justificados (20) fueron hechos Perfectos (21) y sobre los cuales la Segunda Muerte no tiene poder alguno (22).

Se Discierne entonces, que la Única Manera de VENCER al mundo es por medio del Don de la Fe en Jesús Cristo (23), Creyéndole (24) y Obrando por la Fe (25); Andando como Él Anduvo (26).

Jesús Cristo estando en condición humana, se Humilló a Sí Mismo (27) al no hacer Su propia Voluntad (28), sino La Del que Lo Envió, OBEDECIENDO hasta sufrir la muerte y muerte de madero. Por lo cual OBTUVO un NOMBRE que es sobre todo nombre (29), y se Constituyó así en AUTOR de Eterna Salvación para todos los que Le Obedecemos (30), Haciendo Su Voluntad (31) y Permaneciendo en Él como la Unción que Recibimos de Jesús Cristo nos Enseña (32). Todo aquel que Permanece en Él no peca, ya que por haber Nacido de Dios (33) y guardar Sus Mandamientos (34) el AMOR lo ha Perfeccionado (35); y el AMOR nunca deja de ser (36), porque el AMOR Es Dios (37). Amén.