Iglesia de los Hijos del Señor Jesús Cristo |
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Estudio: 38 Nuestro Médico Amado El Título No Está Referido a Nuestro Hermano Amado Lucas (1), sino a que Percibimos Más y Más a Nuestro Todopoderoso y Bendito Sanador: El Dios Viviente Jesús Cristo. El Origen de las enfermedades, que llevan a la muerte física, fue a partir del Pecado y de la consecuente Caída del primer hombre: Adán (2); quien había sido Creado Perfecto por El Eterno, a Su Imagen y Semejanza, para una Vida Venturosa y sin límite de tiempo (3). A partir del Pecado el hombre comenzó a Violar las Leyes de su Creador, lo cual lo condujo a Desequilibrios espirituales y esto a homicidios, enfermedades, alcoholismo, desenfreno sexual … (4). Sabemos que, aunque ya presente la muerte física, cuando se Respetan los Mandatos de El Eterno la salud no se altera Desordenadamente (5). La enfermedad puede ser el Castigo por un pecado (6); puede alcanzar a los Creyentes que no se Examinan a sí mismos, para así abandonar sus Desobediencias (7). En el Caso de Job, El Señor le Envió la Prueba para su Crecimiento espiritual (8). La Palabra Escrita Nos Revela que hay espíritus Malos en relación a cada dolencia física, y que Satanás provocó directamente ciertas enfermedades, si bien no Puede ir más allá de lo que le Permite El Señor Todopoderoso, Quien Socorre a los que Lo Buscan Sinceramente (9). Jesús Cristo Sanó a muchos durante Su Ministerio en la tierra; estaba Profetizado que El Mesías Llevaría Nuestras enfermedades, Sufriría Nuestros dolores y que por Su Llaga Seríamos Curados (10). Esto Comenzó a Cumplirse en el Ministerio de Sanidad que El Bendito Desarrolló en Galilea (11) y tuvo su Colofón con el Sacrificio, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesús Cristo. A los Apóstoles les Dio el Poder de Sanar toda enfermendad, dolencia, de Limpiar leprosos, resucitar muertos y también Autoridad para Echar fuera espíritus Inmundos (12). ¿Qué Ocurrió con el Don de Sanidad hasta hoy?. En Mt 28:20, el Señor les Dijo a Nuestros Amados Hermanos Apóstoles: “… Yo Estoy con Ustedes todos los días, hasta el Fin del mundo”. Se Refería a que Está en Su Pueblo Santo, Predestinado para una Salvación tan Grande (13) que Alcanzaremos todos los Santificados cuando Jesús Cristo termine con el presente Siglo del Malo, luego de Rescatar de las Prisiones de Su Enemigo al último de Sus Escogidos (14). Jesús Cristo Habita en cada uno de Nosotros, en Nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo, Contituyéndonos así en Templos de Su Espíritu Santo (15). En La Verdadera Iglesia, Jesús Cristo Reparte los Dones de Su Espíritu Santo a los Miembros del Cuerpo Místico, de acuerdo a Su Excelso Entendimiento (16); es así que ciertos Hermanos Reciben el Don para la Sanación física de aquellos Hijos e Hijas que Confían en Nuestro Médico Amado (17). Debemos Persuadirnos Más, en El Espíritu Santo, de que así como Hay Profesías, Enseñanza, Ayuda, … también Hay Poder para Sanación física en la Congregación Santa de la actualidad (18). ¿Qué Debe Hacer el Creyente Cristiano en un Caso de enfermedad?. En la Carta de Santiago (Jacobo) está la Respuesta (19); el enfermo Debe Examinar su espíritu para Discernir el Sentido de la Prueba y para Confesar todo pecado que le Muestre El Espiritu Santo (20). Tiene que Llamar a los Ancianos de la Iglesia, ya que su Sufrimiento es el de Toda la Comunidad Santa (21). La Oración de Fe de los Ancianos Sanará al enfermo, ya que éste Aceptará la Voluntad de Jesús Cristo sobre el Caso, la Cual podría Dar la Certidumbre sobre la Curación (22); o que persista el Caso, como sucedió con Nuestro Amado Hermano Pablo (23); pero entonces El Señor Da un Auxilio Sobrenatural para Soportarla y Transformarla en una Victoria espiritual. Además, Jesús Cristo también Podría Hacer Comprender que “ha llegado la hora de la Partida” (24), lo cual es Ganancia y Liberación (25). Nuestro Médico Amado Es Jesús Cristo; y lo Afirmamos sin Dudarlo, por todo lo Razonado Sustentado en las Sagradas Escrituras y por la Experiencia Adquirida. Cuando atravesamos por dolencias físicas, ¿por qué Nos Cuesta tanto Llamarlo, en Oración, a Nuestro Médico Amado y así a los Ancianos de la Congregación?. Un médico humano Incrédulo dijo: ¡Dios Sana el espíritu y nosotros curamos el cuerpo!. Es Obvio que hablaba un hombre natural sin Sabiduría de El Altísimo, sin Discernimiento de Lo Espiritual Trascendente (26). Nosotros, que Somos espirituales (Hijos e Hijas de El Omnisapiente) Debemos Escudriñar, Meditar y Pedirle a Jesús Cristo que Nos Permita Percibir, Más y Más, lo que el humano No Renacido No Puede Entender (27). ¿Creo Sínceramente, Sin Dudarlo (28), que Jesús Cristo Puede Sanarme de enfermedades del cuerpo?. Si Dudo, Debo Pedirle (en Oración) a Nuestro Maravilloso Sanador, con Gran Humillación, que me Aumente la Fe en Su Todopoder para curación física. En la Religión Pura y Sin Mácula No Nos Basamos en las Curaciones de Nuestro Médico Amado, como una finalidad para “Atraer” a los de Afuera que buscan curarse de sus dolencias corporales pero que en sus espíritus, Verdaderamente, No Desean Salvarse Eternamente porque Nunca Aceptaron a Jesús Cristo como su Bendito Salvador. El Propósito Santo de Nuestro Pastor Es que a partir de Sus Sanaciones físicas a las Ovejas de Su Manada Pequeña, Creamos sin Dudarlo que a Jesús Cristo No se le Acortó Su Mano Todopoderosa para Hacer Lo que Promete (29). Nosotros Fuimos, por naturaleza, hijos de Ira lo mismo que los que No Son Ovejas (30); pero desde que Jesús Cristo Nos Hizo Nacer de Nuevo del agua y de Su Espíritu Santo (31), todo Nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo, está Santificado por Jesús Cristo (32), El Único que Nos Pudo Resucitar el espíritu Muerto en delitos y pecados (33). Creamos, Más y Mejor, que Nuestro Médico Amado también Puede Curarnos el cuerpo carnal y aun Resucitarlo, tal como Lo Hizo con el de Nuestro Amado Hermano Lázaro, con el de la hija de un hombre principal (34) y con el de Nuestra Amada Hermana Dorcas (Tabita), a Través del Apóstol Pedro, y el de Eutico a Través del Apóstol Pablo (35). Nuestro Hombre Interior Nuestro cuerpo carnal sigue envejeciendo hasta su final de corrupción. El Apóstol Pablo Escribió sobre el Misterio que Jesús Cristo le Revelara: Nuestro Hombre Nuevo, Interior, Espiritual, Trascendente (36), que Convive en cada Creyente Verdadero con el hombre viejo, exterior, natural, que aparentamos y vemos con los ojos carnales. Nuestro Hombre Interior Crece en Nuestro ser por La Gracia de Jesús Cristo Hasta el Final de Nuestra Carrera Santa y Trascenderá cuando Obtengamos el Premio de La Vida Eterna en Cielo Nuevo y Tierra Nueva, donde Mora La Justicia (37). ¿Se Puede Detener el deterioro creciente de Nuestro cuerpo mortal? Únicamente Jesús Cristo Puede; pero Él Mismo Estableció que sólo Nuestro Hombre Interior Vivirá para Siempre; aún así, para Mantener Irreprensibles Hasta el Fin Nuestros cuerpos mortales de carne Nos es Necesario Obedecerle, Más y Más, a El Señor Jesús Cristo Aceptando Su Disciplina Santa, porque Nos Aumenta la Santificación (38). En esa Obediencia está Implícito que: ¡Hay Médico Todosapiente en Israel Espiritual!; Nuestro Glorioso Sanador Jesús Cristo, a Quien Debemos Recurrir ante alguna afección física (39). ¿Quién Conoce Mejor el funcionamiento de Nuestro cuerpo carnal?; ¿El que lo Creó, o el médico humano? No Pensemos como hombres, sino que Razonemos Como Hijos de El Altísimo (40) y así Percibimos que El Creador de Nuestros cuerpos mortales los Conoce Infinitamente Mejor que aquellos que se sustentan en la ciencia del hombre Incrédulo (41). Es Necesario que Aumentemos la Confianza en Nuestro Médico Bueno, Jesús Cristo: La Vida Eterna ¡Pareciera tan Simple!; porque, Principalmente, se trata de Nuestra Falta de Confianza en El Perfecto Jesús Cristo, Nuestro Médico Amado (42). ¿Por qué Tenemos Tal Falta de Confianza?. Una Razón está Sustentada en Fil 1.6: “… El que Empezó en Nosotros La Buena Obra, La Perfeccionará Hasta el Día de Jesús Cristo”; o sea, El Espíritu Santo Ingresó en Nuestro ser en el Bautismo y Nos Va Santificando Crecientemente a Través de Sus Consejos con Disciplina Santa (43), para que Venzamos y Anulemos, Hasta que Desaparezca, al hombre exterior natural que Tenemos desde que Jesús Cristo Propiciara que Nuestros padres carnales Nos engendraran; es así que El Bendito Nos Va Cambiando la mente sin Sabiduría por La Mente de los Hijos de El Altísimo (44); Consecuentemente, Desechamos cada día más los pensamientos carnales que Batallan contra Nuestros espíritus Santificados por Jesús Cristo, desde Nuestro Bautismo en Su Nombre con Plena Certidumbre de Fe (45). Con Más de Su Mente Santa, Podemos ir Percibiendo Progresivamente las Cosas Sagradas Escondidas para el hombre nacido sólo en carne y Entendiendo Mejor el Propósito de Nuestro Amado Padre Santo para con Nosotros; Ello Resulta en un Incremento del Amor a uno mismo, a los Hermanos y Hermanas en la Fe y, por lo tanto, a Jesús Cristo. Es Producto de que Obramos Más Su Santa Voluntad y así Somos Más Santos cada día (46). Debemos Alentarnos en El Espíritu Santo de Jesús Cristo para Vencer Nuestra Desconfianza en el Todopoder de Nuestro Médico Amado. Que Así Sea Hasta el Fin para cada Hermano-a Peregrinante en este Siglo del Malo. A todo Hermano-a Creyente que sea profesional de la salud corporal le es Necesario Meditar e Imitar Santamente a Nuestro Amado Hermano Lucas; no Debemos entender, Erróneamente, que la ciencia del hombre ha avanzado muchísimo en dos mil años, ya que jamás Superará y ni siquiera Igualará a la Ciencia de Jesús Cristo (47). Nuestra Experiencia en Sanaciones físicas por Nuestro Médico Amado, desde hace muchos años, Nos Acrecentó la Confianza en Jesús Cristo; porque en todos los Casos Vividos El Espíritu Santo Ayudó al enfermo. Además, Nuestro Médico Amado Nos Guía para la Prevención o la Atenuación de las enfermedades que sobrellevamos, y de ese Modo Santo Seguimos con Honra Creciente Hacia Adelante y Hacia Arriba, Hasta que Atravesemos La Meta Más que Vencedores en Nuestro Bendito Salvador, Jesús Cristo. Amén
Amado Hermano-a: Entrégate Mejor a Jesús Cristo para que seas Sanado, también físicamente según Su Santa Voluntad para contigo, por Sus Manos Benditas (48). Amén y Amén.
Sustento Bíblico 2- Gn 2:16-17; 3:1-24; Is 43:27; Ro 5:12; Sal 51:5; Ro 3:23; 1 Co 15:21; … 3- Gn 1:26-30; 2:7; 2:20-25; 1:31; … 4- Gn 4:1-16; 6:1-8; 2 P 2:4-8; 1 S 25:36; Pr 23:29-35; 1 P 4:3; Ro 1:18-32; 2:1-11; Ef 4:17-20; … 5- Pr 3:7-8; 4:20-22; Sal 103:3; Pr 14:30; Dt 7:15; Job 5:18; … 6- Dt 28:58-62; 2 S 24:14-15; 2 R 5:25-27; 20:1-7; … 7- 1 Co 11:29-32; … 8- Job 1:8; 2:5-10; 42:1-17; … 9- Job 2:6-7; Lc 13:10-17; Hch 10:37-38; … 11- Mt 4:23; 8:14-17; 9:32-34; 12:15; 12:22; 14:36; Mr 1:39-45; 2:1-12; Lc 4:40-41; 6:18-19; 9:11; … 12- Mt 10:1; 10:8; Hch 5:14-16; 19:11-12; … 13- 1 P 2:9; Ef 1:3-14; Ro 8:28-30; He 2:3-4; … 14- 1 Co 15:21-26; 1 P 1:18-20; Sal 136:24; 1 Co 15:51-58; … 15- 1 Co 3:16; 6:19; 2 Co 6:16; Ef 2:21; … 16- 1 Co 12:1-31; Ro 12:4-10; … 17- Mt 9:22; Mr 5:25-34; Lc 18:35-43; 1 Co 12:30; Hch 5:14-16; … 18- 1 Co 1.4-8; 12:4-11; 1 P 4:10; … 19- Stg 5:14-16; … 20- 1 Co 11:30-32; 1 Jn 1:9; … 21- 1 Co 12:26; Gá 6:2; … 22- Jn 4:46-54; Mt 8:5-13; … 23- 2 Co 12:7-10; … 24- Gn 48:1; 48:21; 49:33; Jos 23:1-2; 23:14; 24:29; 2 R 13:14; 2 Ti 4:6-8; … 25- Fil 1:21-26; 2 Co 5:6-9; … 26- 1 Co 2:14-16; Mt 16:23; Ro 8:5-8; Jn 3:12; Job 11:12; … 27- 1 Co 2:5-13; Jn 3:3-8; … 28- Ro 4:18-25; Mt 14:25-33; 21:18-22; Mr 11:21-24; Mt 28:16-17; Hch 11:12; Stg 1:5-8; Jud 1:22; … 29- Is 59:1; Mi 2:7; Mr 16:17-18; Hch 19:11-12; 28:7-10; … 32- 1 Ts 5:23; Jn 17:14-26; He 10:9-10; 1 Co 6:11; 1 P 1:15-16; … 33- Ef 2:6; 2:1-2; Col 2:12-14; 3:1-4; Ap 20:5; … 34- Jn 11:1-46; 12:1-2; Mt 9:18-19; 9:23-26; ... 35- Hch 9:36-42; 20:7-12; … 36- 2 Co 4:16; Ro 7:22; Col 3:9-10; Ef 4:22-24; … 37- Ro 2:7; 2 Ti 4:7-8; 2 P 3:13; 1 Co 9:24-27;… 38- Hch 5:29; Ro 6:16-23; He 12:3-14; 1 P 1:13-16; … 39- Pr 3:7-8; 4:20-22; 12:18; Mr 5:25-34; 16:17-18; Sal 108:12;… 40- 1 Co 3:3; Ro 8:5-8; Is 26:3; … 41- Is 40:13-15; Pr 30:3; Dn 12:4; Sal 139:13-16; 94:9; … 42- Is 36:6; Jer 17:5; 17:7; He 3:14; 2 Co 1:9-10; Mt 9:27-31; … 43- Is 46:9-10; Jer 7:23-24; He 12:7-14; Pr 10:17; … 44- Sal 51:5; 1 Co 15:22; 2:14; Mt 16:23; 1 Co 2:16; Ef 4:23-24; … 45- Ro 13:12-14; 1 Ti 4:7; 2 Ti 2:23; Stg 1:21; 1 Co 6:11; He 10:22; Ro 6:1-23; … 46- Sal 78:1-2; Mt 11:25-26; Ro 11:33-36; Ef 5:15-17; 1 Jn 4:7-8; 1 P 1:13-16; … 47- Is 40:14; 1 Ti 6:20-21; … 48- Ef 5:1-2; Job 12:9-10; 5:18; …
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