Iglesia de los Hijos del Señor Jesús Cristo |
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“El Señor Jesús Cristo Regresará luego de que sea manifestado el varón de Pecado, quien inició la Apostasía al Apartarse de El Dios Viviente” Estudio: 25La Segunda y Última Venida (1) del Señor Jesús Cristo – (Primera Parte):La Palabra Afirma que Jesús Cristo no Regresará sin que antes venga la Apostasía y – como Colofón de la misma – se manifieste el hombre (varón) de pecado, el hijo de Perdición (2), quien se Opone y se Levanta Contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto (3); tanto que se sienta en el “templo” de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (4); lo cual es la Abominación Desoladora en el Lugar Santo (5).
¿Qué es la Apostasía? Es Volverse Atrás o Apartarse de los Santos Mandamientos de El Amor (6), de la Sana Doctrina (7) de El Dios Viviente – Jesús Cristo – Quien Es La Verdad (8) para creer a la Mentira – Satanás – quien NO Permaneció en La Verdad, por lo cual se constituyó en el primer Apóstata, Homicida y padre de Mentira (9) es el espíritu Inmundo que ahora opera en todos los hijos de Desobediencia y centro de Nuestra Lucha (10); con quien El Señor Está Airado todos los días (11), pues es Abominable Delante de Jesús Cristo (12). La Apostasía es un proceso constante – creciente y el principio de acción del Misterio de la Iniquidad (13).
¿Cómo se originó la Apostasía y cuándo comenzó a evidenciarse el Misterio de la Iniquidad? La Apostasía se originó por la Desobediencia de aquel que había sido el Querubín Grande y Protector, Perfecto en todos sus caminos – acciones – desde que el Señor lo Creó hasta el día en que se halló en él Maldad (14); pues Apartándose de la Verdad Pecó (15) y se transformó en el Adversario de El Dios Viviente, que es el significado de Satanás – también Denominado Diablo, Serpiente Antigüa, Dragón, etc. (16) Su Desobediencia – Apostasía – se comenzó a evidenciar cuando, Mintiendo, Engañó a la mujer de Adán e indujo así al ser humano a Pecar por Desobedecer el Mandamiento de Dios (17) y el Pecado introdujo la Muerte (18) a la humanidad – con todas sus implicancias Negativas – a causa de la Maldición que sobrevino en toda la tierra (19). Consecuentemente, el Altísimo Dispuso que la humanidad en estado de Desobediencia no pudiese Alcanzar Vida Eterna (20); porque el varón acompañó y obedeció a su mujer (21) “desentendiéndose” de toda Responsabilidad (22) con respecto al Mandamiento que El Señor le Había Dado (23); Adán no se Arrepintió y así añadió a su Desobediencia Obstinación; lo cual es Rebelión, que es semejante a pecado de adivinación, ídolos, idolatría (24). La Apostasía fue en aumento con el transcurso de los siglos hasta que El Señor Vio que el designio de los pensamientos de los hombres era de continuo sólo el Mal (25); por lo cual Decidió Raer por primera vez de sobre la faz de toda la tierra a los hombres (26) a través del agua – Diluvio – en los días de Noé, quien Halló Gracia ante los Ojos de Dios (27). Posteriormente, en el tiempo de Abraham El Eterno Redujo a cenizas Sodoma, Gomorra y las poblaciones circundantes; poniéndolas como Ejemplo de Su Justicia a los que habían de vivir Impíamente (28) y Librando al Justo Lot (29). El Proceso de Apostasía continuó profundizándose cuando el Señor, A Través de Moisés, Sacó de Egipto a Su pueblo natural – el antigüo Israel – después de haber estado sometido cuatrocientos años a dura servidumbre (30). Sin embargo, desde el principio Resistieron la Obra de El Señor – al Espíritu Santo – Rechazando a Moisés y Volviéndose a Egipto en sus corazones; hicieron para sí mismos un becerro de oro (ídolo) y lo adoraron. Entonces el Señor se Apartó de Ellos y los Entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo Inmundo, al tabernáculo de Moloc y a la estrella Renfán que se habían hecho, y así fueron Aborrecibles y Dignos de Muerte a los Ojos de El Eterno (31). Estos Tentaron muchas veces a El Señor y no Oyeron Su Voz, por lo cual a todos los Rebeldes y Murmuradores Contra El Eterno – los que Despreciaron la Buena Tierra – no les Permitió Entrar a Ella sino que los Castigó Matándolos en el Desierto (32).
Referencias Bíblicas:
1- He 9:28; Lc 18:7-8; Mr 13:26-27; Ap 1:7; Lc 21:25-28; 1 Co 15:20-28 2- 2Ts 2.1-8; Ap 17.7-14; 11.7 4- Ez 28.2; Ap 3.1-9; 2.2; Dn 11.36; 2Co 11.13-15; 11.3-4; Gá 1.6-12 5- Mt 24.15; Mr 13.14; Dn 9.27; 11.30-31; 12.11 8- Jn 14.6; 18.37-38; Dt 32.4; 7.9; Nm 23.19; 1S 15.29; 1Jn 2.21; Sal 89.33-37; 89.49; 119.151;119.160; Pr 8.6-9; Jn 16.13-16; Is 65.16; 1Jn 5.20; 5.6 9- Jn 8.43-47; Sal 7.14-16; 52.1-7; 50.16-20; Pr 6.12-15 10- Ef 2.1-2; 6.12-20; Job 9.24; 1Jn 5.18-19 12- Pr 8.7-8; 6.16-19; 11.1; 24.8-9; 28.9; 29.27; 3.32; Lc 16.15; Mt 24.15; Mr 13.14; Is 14.3-20 13- 2Ts 2.7; Ap 17.1-5; Zac 5.5-11 16- Ap 20.2; 12.3-4; 12.7-9; 12.12-17; Job 40.15-19; 41.1; 41.33-34 17- Gn 3.1-6; 3.13-15; 2Co 11.3; 1Ti 2.14; Ro 1.17-25 24- Gn 3.12; Ro 2.5-6; Sal 2.1-3; 1S 15.22-23 30- Gn 15.13-14; Ex 1.1-14; Hch 7.6-7 31- Hch 7.38-43; Nm 5.16-27; Am 5.10-27; Ex 32.1-35 32- Dt 1-21-46; Nm 13.16-33; 14.1-45; Hch 7-34-40; He 3.7-11; 1Co 10.1-11
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