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Puntos
Bíblicos:
1
Corintios 15.34
34 Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen
a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.
1
Juan 5.20
20
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento
para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo
Jesús Cristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna
35
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el
Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
14
Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen
concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel.
10
Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque
Dios está con nosotros.
6
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su
hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre
Eterno, Príncipe de Paz
18
Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que
es admirable?
9
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó
de las tinieblas a su luz admirable;
8
No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad,
y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No
hay Fuerte; no conozco ninguno.
16
Y mamarás la leche de las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y
conocerás que yo Jehová soy el Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte
de Jacob.
22
Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.
33
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 14.27
27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo
la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
16
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
14
que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición
de nuestro Señor Jesús Cristo, 15 la cual a su tiempo mostrará
el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, 16
el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien
ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el
imperio sempiterno. Amén.
Isaías
46.9-11
9 Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos;
porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, 10
que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antig:uedad lo que
aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que
quiero; 11 que llamo desde el oriente al ave, y de tierra
lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he
pensado, y también lo haré.
Hechos
20.27
27 porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.
Salmos
73.24
24 Me has guiado según tu consejo,
Y después me recibirás en gloria.
Salmos
119.24
24 Pues tus testimonios son mis delicias
Y mis consejeros.
Proverbios
19.21
21 Muchos pensamientos hay en el corazón
del hombre;
Mas el consejo de Jehová permanecerá.
Isaías
25.1
1 Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre,
porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza.
Hebreos
6.17
17 Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a
los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso
juramento;
Proverbios
13.1
1 El hijo sabio recibe el consejo del padre;
Mas el burlador no escucha las reprensiones.
Isaías
40.13
13 ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó
enseñándole?
Romanos
11.34
34 Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién
fue su consejero?
Isaías
64.8
8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro,
y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos
nosotros.
Isaías
63.16
16 Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e
Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro
Redentor perpetuo es tu nombre.
Deuteronomio
32.6
6 ¿Así pagáis a Jehová,
Pueblo loco e ignorante?
¿No es él tu padre que te creó?
El te hizo y te estableció.
Mateo
6.9
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en
los cielos, santificado sea tu nombre.
Mateo
5.48
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está
en los cielos es perfecto.
Efesios
4.6
6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por
todos, y en todos.
Apocalipsis
14.1
1 Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el
monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el
nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.
Proverbios
30.4
4 ¿Quién subió al cielo, y descendió?
¿Quién encerró los vientos en sus puños?
¿Quién ató las aguas en un paño?
¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?
¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?
Éxodo
23.20-21
20 He aquí yo envío
mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en
el lugar que yo he preparado. 21 Guárdate delante de él, y
oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión,
porque mi nombre está en él.
14 Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
El nos guiará aun más allá de la muerte.
50
Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.
51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba
abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 52 y se
abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se
levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la
resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.
45
y el que me ve, ve al que me envió. 46 Yo, la luz, he venido
al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
3
Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán;
Me conducirán a tu santo monte,
Y a tus moradas.
78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
Con que nos visitó desde lo alto la aurora,
79 Para dar luz a los que habitan en
tinieblas y en sombra de muerte;
Para encaminar nuestros pies por camino de paz.
30
Yo y el Padre uno somos.
38
Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que
conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.
13
Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del
Hombre, que está en el cielo.
6
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al
Padre, sino por mí. 7 Si me conocieseis, también a mi Padre
conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
7
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le
conocéis, y le habéis visto.
8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9
Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has
conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo,
pues, dices tú: Muéstranos el Padre? 10 ¿No crees que yo soy
en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo
por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las
obras.
13
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre,
yo lo haré.
1
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesús Cristo, a los que habéis
alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesús Cristo, una fe
igualmente preciosa que la nuestra.
21
Y dará a luz un hijo, y llamarás su Nombre JESÚS, porque él Salvará a
su pueblo de sus pecados.
23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emmanuel, que traducido es: Dios
con nosotros.
2
diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su
estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
10
Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor
tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
4
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás
a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus
fuerzas.
8
Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y
visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas
cosas. 9 Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy
consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las
palabras de este libro. Adora a Dios.
16 Y él mismo será mi salvación,
Porque no entrará en su presencia el impío.
28
él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:
29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en
paz,
Conforme a tu palabra;
30 Porque han visto mis ojos tu salvación,
13
aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de
nuestro gran Dios y Salvador Jesús Cristo, 14 quien se dio a sí
mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí
un pueblo propio, celoso de buenas obras.
1
Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el
Espíritu Santo, 2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en
mi corazón. 3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de
Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la
carne; 4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la
gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 5
de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino
Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
16
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
8
Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas,
según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del
mundo, y no según Cristo. 9 Porque en él habita corporalmente
toda la plenitud de la Deidad, 10 y vosotros estáis completos
en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11 En
él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al
echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de
Cristo; 12 sepultados con él en el bautismo, en el cual
fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios
que le levantó de los muertos. 13 Y a vosotros, estando
muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida
juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.
4
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor
para con los hombres, 5 nos salvó, no por obras de justicia
que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesús Cristo
nuestro Salvador,
4
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 5
Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 6
Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en
todos, es el mismo.
20
Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.
1
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos
estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; 2 y todos en
Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, 3 y todos
comieron el mismo alimento espiritual, 4 y todos bebieron la
misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía,
y la roca era Cristo.
17
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor,
allí hay libertad.
5
un Señor, una fe, un bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, el
cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
30
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis
sellados para el día de la redención.
Romanos
8.9
9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu,
si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo, no es de él.
4
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
5
Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
6
Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en
todos, es el mismo.
6
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de
su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre!
2
Corintios 3.17
17
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor,
allí hay libertad.
1
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2
Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que
soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3
y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre
cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo,
y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen.
5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de
todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se
juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en
su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados,
diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo,
pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que
hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en
Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10
en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de
Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11
cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas
de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose
unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Mas otros, burlándose,
decían: Están llenos de mosto.
14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la
voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en
Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15 Porque
éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora
tercera del día. 16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis
siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
20 El sol se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
21 Y todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo.
22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús Nazareno,
varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales
que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;
23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado
conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos,
crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores
de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25
Porque David dice de él:
Veía al Señor siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se
gozó mi lengua,
Y aun mi carne descansará en esperanza;
27 Porque no dejarás mi alma en el Hades,
Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste conocer los caminos de la
vida;
Me llenarás de gozo con tu presencia.
29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca
David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta
el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con
juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la
carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31
viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús
resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así
que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la
promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34
Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
35 Hasta que ponga a tus enemigos por
estrado de tus pies. 36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la
casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le
ha hecho Señor y Cristo.
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro
y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesús Cristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para
vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor
nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas palabras
testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa
generación. 41 Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con
otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales
eran hechas por los apóstoles. 44 Todos los que habían creído
estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45 y vendían
sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad
de cada uno. 46 Y perseverando unánimes cada día en el
templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y
sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con
todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían
de ser salvos.
1
Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía
llamada la Italiana, 2 piadoso y temeroso de Dios con toda su
casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. 3
Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un
ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. 4
El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le
dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de
Dios. 5 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón,
el que tiene por sobrenombre Pedro. 6 Este posa en casa de
cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo
que es necesario que hagas. 7 Ido el ángel que hablaba con
Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los
que le asistían; 8 a los cuales envió a Jope, después de
haberles contado todo.
9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se
acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la
hora sexta. 10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras
le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; 11 y vio el cielo
abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de
las cuatro puntas era bajado a la tierra; 12 en el cual había
de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 13
Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 14 Entonces
Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.
15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no
lo llames tú común. 16 Esto se hizo tres veces; y aquel
lienzo volvió a ser recogido en el cielo.
17 Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que
significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían
sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón,
llegaron a la puerta. 18 Y llamando, preguntaron si moraba allí
un Simón que tenía por sobrenombre Pedro. 19 Y mientras Pedro
pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te
buscan. 20 Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con
ellos, porque yo los he enviado. 21 Entonces Pedro,
descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio,
les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que
habéis venido? 22 Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón
justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación
de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte
venir a su casa para oír tus palabras. 23 Entonces, haciéndoles
entrar, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con
ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope.
24 Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba
esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. 25
Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus
pies, adoró. 26 Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate,
pues yo mismo también soy hombre. 27 Y hablando con él, entró,
y halló a muchos que se habían reunido. 28 Y les dijo:
Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o
acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún
hombre llame común o inmundo; 29 por lo cual, al ser llamado,
vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho
venir?
30 Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo
estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se
puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, 31 y
dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido
recordadas delante de Dios. 32 Envía, pues, a Jope, y haz
venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de
Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te hablará. 33
Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues,
todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo
que Dios te ha mandado.
34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo
que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda
nación se agrada del que le teme y hace justicia. 36 Dios envió
mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio
de Jesús Cristo; éste es Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo
que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del
bautismo que predicó Juan: 38 cómo Dios ungió con el Espíritu
Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo
bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba
con él. 39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que
Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole
en un madero. 40 A éste levantó Dios al tercer día, e hizo
que se manifestase; 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos
que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con
él después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que
predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha
puesto por Juez de vivos y muertos. 43 De éste dan testimonio
todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón
de pecados por su nombre.
44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu
Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 45 Y los
fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos
de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu
Santo. 46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que
magnificaban a Dios. 47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede
acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han
recibido el Espíritu Santo también como nosotros? 48 Y mandó
bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se
quedase por algunos días.
28
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán
vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y
vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los
siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
30 Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y
fuego, y columnas de humo. 31 El sol se convertirá en
tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso
de Jehová. 32 Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová
será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación,
como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.
19
Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de
Jesús Cristo, esto resultará en mi liberación,
10
sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el
nombre de Jesús Cristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien
Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra
presencia sano. 11 Este Jesús es la piedra reprobada por
vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo,
dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
20
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento
para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo
Jesús Cristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
10
Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira
tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.
15
Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es
Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal.
25
al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y
potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.
6
En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será
su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.
8
Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima
de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la
tierra; porque Jehová lo ha dicho.
9 Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le
hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado,
nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.
3
Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a
Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.
10
Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para
que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí
no fue formado dios, ni lo será después de mí. 11 Yo, yo
Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.
25
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me
acordaré de tus pecados.
6
Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos:
Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
24
Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová,
que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por
mí mismo;
5
Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré,
aunque tú no me conociste, 6 para que se sepa desde el
nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo
Jehová, y ninguno más que yo,
13
Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará
mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová
de los ejércitos.
14 Así dice Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de
Etiopía, y los sabeos, hombres de elevada estatura, se pasarán a ti y
serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; te harán
reverencia y te suplicarán diciendo: Ciertamente en ti está Dios, y no
hay otro fuera de Dios. 15 Verdaderamente tú eres Dios que te
encubres, Dios de Israel, que salvas. 16 Confusos y
avergonzados serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores
de imágenes. 17 Israel será salvo en Jehová con salvación
eterna; no os avergonzaréis ni os afrentaréis, por todos los siglos.
18 Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios,
el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano,
para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. 19
No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la
descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo
justicia, que anuncio rectitud.
20 Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes de entre
las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su
ídolo, y los que ruegan a un dios que no salva. 21 Proclamad,
y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto
desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no
hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí. 22
Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy
Dios, y no hay más. 23 Por mí mismo hice juramento, de mi
boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará
toda rodilla, y jurará toda lengua.
24 Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia
y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se enardecen serán
avergonzados. 25 En Jehová será justificada y se gloriará
toda la descendencia de Israel.
Isaías
45.23
23
Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no
será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.
7
Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8
Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor
morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9
Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor
así de los muertos como de los que viven.
10 Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por
qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el
tribunal de Cristo. 11 Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda
rodilla,
Y toda lengua confesará a Dios.
10
para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en
los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda
lengua confiese que Jesús Cristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
10
Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén,
espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron,
y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como
quien se aflige por el primogénito.
37
Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.
7
He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le
traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.
Sí, amén.
10
no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen
la doctrina de Dios nuestro Salvador.
13
aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de
nuestro gran Dios y Salvador Jesús Cristo, 14 quien se dio a sí
mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí
un pueblo propio, celoso de buenas obras.
15 Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie
te menosprecie.
16
Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del
testador. 17 Porque el testamento con la muerte se confirma;
pues no es válido entre tanto que el testador vive.
28
así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de
muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para
salvar a los que le esperan.
1
Pedro 2.24
24
quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para
que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por
cuya herida fuisteis sanados.
Isaías
53.5
5
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados.
Colosenses
2.9-10
9
Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la
Deidad, 10
y vosotros estáis completos
en él,
que es la cabeza de todo principado y potestad.
Bibliografía:
Biblia Reina Valera 1960
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